Es el mejor consejo que alguien puede dar cuando se está formando como profesional. Es el que funcionó en el caso de Hugo Malagón Viña cuando en las aulas de la Universidad de Ibagué aprendía los conceptos de Ingeniería Electrónica, programa del que se graduó en 2007, luego de un proceso que incluyó ser representante ante el Consejo de Facultades y practicar con regularidad el ajedrez en el equipo de la alma máter.

Nació en Ciudad de México hace 36 años y se radicó muy pequeño en Ibagué, ciudad en la que tuvo una vida marcada por la continua adquisición de conocimiento antes de su etapa actual, en la Universidad Médica de Viena (Austria), en la que ha conservado su destreza en investigación, tanto que en enero dicha institución lo declaró ‘Investigador del mes’.

“El impacto de Unibagué en mi trayectoria académica fue ciertamente positivo. En primer lugar, conté con profesores que se preocupaban por sus clases (obviamente, no todos, pero es normal). Además, recibí una educación supremamente amplia, que cubrió muchas áreas relacionadas con la ingeniería electrónica”, comenta, desde dicha capital europea.

Sin importar si esto último es bien o mal visto, considera que esa variedad lo hizo adaptarse a otras disciplinas como la computación y la neurociencia. En su pregrado perfeccionó el inglés y aprendió el francés y conoció la verdadera virtud de enseñar, algo que reconoce con mucha sencillez y con la memoria intacta.

 

 “La razón es muy sencilla: para transmitir conocimiento, es más importante un profesor motivado y con las ganas de ayudar a uno a captar los mensajes que tener un genio incomprendido con todo el conocimiento del mundo pero que prefiere estar en otro lugar que lidiando con estudiantes (obviamente se puede tener la perfecta combinación de los dos, pero es más raro de lo que parece)”, destaca Malagón.

La diferencia radica, desde su punto de vista, en la actitud del estudiante. Aprovechar el mar de posibilidades que brinda internet es, sin duda y en su experiencia, algo irrefutable. Hay que responsabilizarse de adquirir el conocimiento y exigir al profesor ser “guía en ese camino”, es lo ideal, de ahí que, con plena confianza, deja otros de sus consejos para el éxito profesional.

“Lo más importante del pregrado es que uno ‘aprende a aprender’. Más importante que muchas otras cosas, es que esos 4 o 5 años de estudio preparan a una persona a que pueda adquirir conocimiento por sí solo, moverse entre la información y saber filtrar lo bueno y usable de lo malo y desechable”.

También fue vital para él aprender inglés, exigir a la Universidad educación de calidad y, a la vez, responder académicamente, adquirir destreza en un lenguaje de programación (apto para todas las disciplinas) y participar de la vida universitaria, en ambientes como debates, competiciones y charlas.

No obstante, uno de los más importantes es el que da título a este artículo. “Vayan a clases y hagan preguntas”. Así lo explica: “Uno de los principales problemas de los estudiantes (en todas las universidades que conozco) es que no se hacen preguntas. Ustedes están pagando por un servicio que no están usando. Si no se entendió algo, si algo no es claro, si tienen alguna duda, pregunten. No importa si es en la clase, o en una charla, en un debate: usen esos espacios para crecer como profesionales”.

Pero hay más cosas importantes. Dormir bien y aprender bien el tema de los exámenes antes que responder por el único interés de un 5 es algo que será bien recompensado en el transcurso de la vida académica. “Mañana nadie va a evaluarte basado en las notas, sino en el conocimiento".




Hugo habla español, inglés, francés y alemán. La música es uno de sus pasatiempos, aunque se lo toma tan en serio que tiene una banda en la que canta e interpreta la guitarra. También, confiesa, es mago amateur y ama el ajedrez, el tenis de mesa y los juegos de lógica como el cubo Rubik.

Luego de obtener el título profesional, además con honores, fue aceptado en la maestría en Inteligencia Artificial en la Universidad Católica de Leuven (Bélgica), donde estudió en 2009 y 2010, año en que ingresó al doctorado de Neurociencias de la Universidad Médica de Viena (MediUni Wien).

“La importancia de haber sido aceptado en ese doctorado es que, además de no tener que pagar la matrícula, recibía un salario del Centro de Investigaciones Cerebrales, donde estaba como investigador en el grupo de Neurociencia Cognitiva, del profesor Thomas Klausberger”, recuerda.

Su trabajo conjunto con este experto ha derivado, según narra, en la presentación de investigaciones en muchas universidades y de conferencias, en la Universidad de Oxford, la Universidad de Freiburg, Barcelona y Milán, entre otras.

Tuvo estancia como investigador visitante en el laboratorio de Sistemas Neuronales del profesor Jozsef Csicsvari y, en la actualidad, tengo una posición postdoctoral permanente en MediUni Wien, “de vuelta al laboratorio donde hice mi doctorado (departamento de Neurociencia Cognitiva. En mi vida investigativa he publicado artículos en las revistas más importantes del mundo como Science, Neuron y Nature Communications”.

En este preciso momento, Malagón desarrolla dos nuevas investigaciones: una relacionada con los procesos neuronales en el hipocampo ventral relacionados con la ansiedad, y otra con la actividad cerebral en la corteza prefrontal durante juegos de azar y, principalmente, la evaluación de la toma de riesgos en general.