Lunes, 03 Diciembre 2018 15:01

Escuela y posconflicto

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El conflicto armado colombiano cambió durante mucho tiempo la cotidianidad de las escuelas. En las regiones donde este se expresó de manera más violenta, los niños y jóvenes estuvieron expuestos al reclutamiento forzado, a sufrir accidentes con minas antipersona, sin mencionar la persecución de la que, muchas veces, fueron objeto maestros y padres de familia por parte de grupos armados.

En realidad, las olas de desplazamiento propiciaron durante mucho tiempo la deserción escolar y, por ende, la negación al derecho fundamental de la educación. Las estadísticas pueden resultar frías; sin embargo, al recordar que detrás de los números hay personas, estos pueden servir para comprender la dimensión de lo que se habla. Según el Registro Único de Víctimas (RUV), entre 1985 y 2012 fueron desplazados 2.520.000 menores de edad. Revisar el impacto del desplazamiento forzado en la infancia y la juventud, resulta aún más alarmante si se considera que durante este periodo, cuatro de cada diez menores en edad escolar primaria y secundaria, entre seis y dieciocho años, dejaron de asistir a clases (CODHES, 2012).

 

A pesar de que la normatividad nacional en materia de protección de la niñez es amplia, es un hecho que el conflicto armado en Colombia, no solo ha generado muerte, dolor, y fragmentación del tejido social, sino que ha llevado a que muchos niños y jóvenes tengan vulnerados sus derechos económicos, sociales y culturales.

 

 

Por su parte, la Escuela como valor fundamental de la sociedad, que debe ser respetado por los actores armados estatales y no estatales, también quedó a la deriva durante los periodos de mayor violencia, en muchos casos incluso, el desarrollo de sus labores cotidianas se vio interrumpido por situaciones que llegaron a afectar los derechos fundamentales de la población.

Por tales consideraciones, entre los retos del posconflicto, la Escuela está llamada a asumirse como el escenario privilegiado para la construcción de una cultura de paz, a partir de ejercicios inclusivos de memoria y reflexión que permitan transformar el dolor del pasado en la esperanza del presente. En ese sentido, es fundamental considerar que la Escuela no se limita a ser el lugar donde se transmite la cultura o donde se llevan a cabo procesos de alfabetización, pues es por excelencia el lugar para la transformación social y la formación de ciudadanos críticos.

Lo anterior requiere mucho más que la actualización de contenidos o la adecuación de la infraestructura,  implica el reconocimiento de la historia,  los intereses, sueños y utopías de quienes conforman las comunidades educativas, para jalonar desde ahí transformaciones institucionales, culturales, sociales y pedagógicas que permitan resignificar los territorios, así como el rol de maestros y estudiantes en los procesos educativos y en la gestión de las escuelas que sueñan.


Pero, reconocer la Escuela como instancia privilegiada para la construcción de paz, no quiere decir que esta deba avanzar sola en ese camino; por el contrario, requiere que diferentes actores sociales e institucionales se comprometan a acompañar su transformación. Es en este contexto que surge el proyecto Escuela, territorio y posconflicto, una propuesta diseñada en alianza entre la Universidad de Ibagué, la organización Eureka Educativa y la Universidad de East Anglia en el Reino Unido.

En el año 2016 fue ejecutada una primera versión del proyecto por parte de la Gobernación del Tolima a través de la Secretaría de Educación y la Universidad de Ibagué, con el liderazgo técnico del grupo Eureka Educativa. En ese momento, el objetivo fue dar cuenta del papel de la escuela en el posconflicto desde la visión, expectativas y propuestas de los estudiantes, los maestros, directivos y padres de familia de siete municipios del Departamento. 

En esta oportunidad, el proyecto busca contribuir a la sostenibilidad de la paz en el sur del Tolima mediante la generación y apropiación colectiva de conocimiento acerca de las afectaciones del conflicto en las instituciones educativas y en la consolidación de una cultura de paz en los territorios. A partir de este conocimiento se espera promover la puesta en marcha de propuestas pedagógicas orientadas a la construcción de una cultura de la paz local para el sur del Tolima.

En efecto, el proyecto está pensado de manera que los niños, jóvenes y maestros sean quienes desde su creatividad, experiencia y autonomía expresen y decidan sobre la transformación de sus escuelas. De acuerdo con ello, se contempla la formación de maestros y líderes a partir de una metodología de aprender haciendo y la vinculación de los maestros y estudiantes de las instituciones educativas como investigadores.

De hecho, Escuela, territorio y posconflicto se realizará entre el 2018 y el 2020 con escuelas, maestros y líderes comunitarios de los municipios de Ataco, Rioblanco, Chaparral y Planadas. Por parte de la Universidad de Ibagué participa el Grupo Horus, liderado por los docentes John Jairo Uribe y María del Pilar Salamanca; y, Paz y Región, a partir de la vinculación semestral de estudiantes y docentes en el marco del componente de comprensión del entorno.

Esta es, sin duda, una oportunidad para repensar el impacto que el conflicto armado ha tenido en la región y para trazar nuevos caminos en la construcción de una sociedad resiliente y llena de esperanza.

Bibliografía

CODHES. (2012). Desplazamiento forzado y derechos de la infancia. Boletín de Prensa(27).
Visto 1072 veces Modificado por última vez en Miércoles, 06 Febrero 2019 15:54

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