Martes, 03 Octubre 2017 21:56

Amenaza sísmica y vulcanológica

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La ciudad de Ibagué se encuentra ubicada entre las Cordilleras Central y Oriental de Colombia, cadenas montañosas que adquieren su configuración actual durante el Cenozoico. Esta ciudad se ubica en una zona de alta amenaza sísmica, vulcanológica y climática de Colombia. Una clara expresión de lo que constituyen estas amenazas se refleja en el paisaje del llamado Abanico de Ibagué en el cual se evidencia la actividad glacial y volcánica de la Cordillera Central de Colombia ocurrida durante el Pleistoceno y Holoceno (desde hace 2 millones de años hasta 10.000 años)

La ciudad de Ibagué se encuentra ubicada entre las cordilleras Central y Oriental de Colombia, cadenas montañosas que adquieren su configuración actual durante el Cenozoico (desde sesenta y cinco hasta dos millones de años). Esta ciudad se sitúa en una zona de alta amenaza sísmica, vulcanológica y climática. Una clara expresión de lo que constituyen estas amenazas se refleja en el paisaje del llamado abanico de Ibagué en el cual se evidencia la actividad glacial y volcánica de la cordillera Central, ocurrida durante el Pleistoceno y el Holoceno (desde hace dos millones de años hasta diez mil años). El abanico de Ibagué tiene un área de aproximadamente 650 km2 y una longitud de cuarenta  kilómetros; sobre el mismo descansan una gran cantidad de asentamientos, poblaciones, cultivos y  casi toda la población de Ibagué.

A lo largo de las dos últimas décadas se han realizado diversas investigaciones que van desde la fotointerpretación hasta el estudio de trincheras, con la finalidad de  observar el trazo principal de la falla de Ibagué y su actividad durante el pasado geológico (paleosismicidad). En el casco central de la ciudad se han detectado depósitos fluvio-volcánicos a lo largo de la traza principal de la falla de Ibagué. Así, la falla representa un potencial peligro para los habitantes de la ciudad. Además, la presencia de depósitos volcánicos indica la alta actividad que poseen el Cerro Machín y el nevado del Tolima, ubicados a pocos kilómetros de la cabecera municipal. El cañón del río Combeima está localizado sobre la vertiente oriental de la cordillera Central, cerca al municipio de Ibagué. Esta región está controlada por los sistemas de fallas Otú-Pericos e Ibagué que producen la mayor deformación del área.

La cuenca del río Combeima constituye la principal fuente de abastecimiento de agua para el consumo humano, industrial y agropecuario en el abanico de Ibagué. Sin embargo, durante las últimas décadas se ha ido degradando, debido a los procesos de remoción en masa, que con frecuencia generan desastres, como la destrucción de poblaciones y numerosos barrios de Ibagué pérdida de vidas, daños materiales importantes, interrupción del suministro de agua y movilización de personas asentadas en sus riberas.

Aunado a la actividad sísmica, la cuenca del río Combeima ejerce un papel preponderante en cuanto a las posibles amenazas (climáticas y vulcanológicas) que pueden afectar a la ciudad de Ibagué, en especial, desde el punto de vista de movimientos de remoción en masa durante los períodos de lluvia. También, en caso de posible actividad volcánica del nevado del Tolima, pudiera arrastrar sedimentos y sólidos en suspensión a lo largo de la ciudad y  ocasionar fenómenos de deslave. La inclinación del abanico de Ibagué y la gran cantidad de tributarios de los ríos Combeima y Chipalo, entre otros, podrían transportar fácilmente flujos volcánicos en forma de lahares a lo largo de la ciudad y el Departamento.

La cuenca del río Coello es el área donde el volcán Cerro Machín constituye la mayor amenaza en cuanto a flujos de lodo (lahares) y caídas de piroclastos, los cuales constituyen nubes de material incandescente, compuestas por fragmentos de rocas, cenizas (partículas tamaño arena) y gases calientes (de 300 °C a más de 800 °C), que viajan a grandes velocidades a lo largo de los flancos del volcán. Una vez que abandonan la zona cercana al volcán, tienden a seguir los valles, arrasando y sepultando todo lo que encuentran en su trayectoria. Si se consideran los apenas diecisiete (17) kilómetros que separan al Cerro Machín de la ciudad de Ibagué, la mayor amenaza la constituye la expulsión violenta de flujos piroclastos y cenizas, entre otros, los cuales se podrían elevar entre veinte y cuarenta kilómetros de altura, y afectarían, incluso, la ciudad de Bogotá. Adicionalmente, las cenizas podrían contaminar el río Combeima, que, como se anotó antes, es una de las principales fuentes hídricas de la ciudad de Ibagué.

Desde el año 2007 hasta el presente, la actividad sísmica se ha incrementado en los alrededores de los volcanes Cerro Machín y nevado de Tolima, lo cual sugiere una reactivación de los mismos. La falla de Ibagué es una falla transcurrente dextral, en donde sismos de magnitud 6.8 a 7.5 en la escala de Richter tendrían  un período de retorno de 1.800 a 2.000 años. En la actualidad, se desconoce cuándo fue el último sismo de esta magnitud, por lo cual no se parte de una fecha exacta para poder indicar cuándo ocurrirá el próximo sismo de magnitud considerable en los alrededores de la falla.

La falla de Ibagué y el volcán Cerro Machín poseen una relación estrecha, debido a la cercanía entre ellos; y, aunque ambas estructuras pueden considerarse geológicamente independientes, en el caso de que ocurra alguna actividad de la falla o el volcán, aquella  es mucho más propensa a sufrir reactivaciones, que el volcán Cerro Machín. La falla podría permitir el ascenso del magma a través de los planos de discontinuidad cercanos al volcán; también le proporciona al volcán la posibilidad de crecer y desarrollarse lateralmente.

Esfuerzos locales de la falla de Ibagué alrededor del volcán Cerro Machín podrían generar una deformación o ruptura en la vecindad del volcán, lo cual podría causar una erupción, relacionada con un evento sísmico de alta magnitud de la falla. Dependiendo de la condición del terreno, la energía y deformación ocasionada por la falla, o la energía de la actividad volcánica es posible que pueda valorarse el grado de influencia de una estructura sobre la otra. 

Hoy en día, investigaciones en desarrollo en la Universidad de Ibagué han permitido discriminar el componente vertical de la falla de Ibagué y el comportamiento diferencial de los terrenos ubicados al norte y al sur de la falla, así como una estimación de la energía y deformación sísmica liberada. Adicionalmente, se ha organizado un catálogo sísmico para la zona, y se están actualizando los mapas de amenaza y vulnerabilidad sísmica existentes para esta área.

 

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