Miércoles, 09 Octubre 2019 16:28

Un fantasma recorre Colombia

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"Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes ante la perspectiva de una revolución comunista. Las clases medias, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar”.(Marx & Engels, 1848 (2000), p. 24).

Así inicia una de las obras más críticas y polémicas de la historia política y de la economía en el mundo, el Manifiesto Comunista (1848 (2000)) de Karl Marx y Friedrich Engels.

 

En nuestro Departamento y en el país, podríamos reescribir dicha frase y hasta el manifiesto entero, pues hoy el fantasma que recorre a Colombia no es el del comunismo, sino que es el fantasma del populismo el que nos acosa. Entonces, un fantasma recorre Colombia: el fantasma del populismo.



Se acercan unas de las elecciones regionales y municipales, llamadas a ser las más disputadas de la última década, a causa del vertiginoso ascenso de los sectores alternativos frente a la crisis de gobernanza y gobernabilidad que ha desatado el gobierno de Iván Duque, sumado al rearme de los disidentes de las FARC, y lo que parece ser el renacer de la violencia política en el país. Nos vemos sumergidos en una nueva ola discursiva de miedo y presiones, atisbada por una incertidumbre económica, con un dólar que solo sabe fortalecerse frente a nuestra devaluada moneda. Pero, al parecer, nada de esto es un problema para los sectores gubernamentales que solo saben impulsar políticas lesivas para la capa trabajadora. Sobran las promesas de mejorar mesadas a trabajadores, de crear puestos de empleo, de un metro elevado o subterráneo, sobran las propuestas de prosperidad, nos mienten de frente haciéndose pasar por mesías de problemas que son creados por ellos mismos.

Las bancadas políticas alineadas con el gobierno nos prometen mejorar las condiciones labores en el seno de un partido que eliminó las prebendas laborarles. Las bancadas de oposición, que no se quedan atrás, se afanan por hacer frente a la incertidumbre con un progresismo que no logra calar en una democracia low cost.

Entonces, se prostituye la democracia detectando sus grandes problemas y prometiendo solucionarlos, corrupción, conflicto, salud y educación hacen eco en las vitrinas discursivas de cada candidato. La epidemia populista no conoce facciones políticas, de izquierda, de derecha, de centro, o neutrales.Todos han caído en la trampilla de la demagogia, de la mentira, en una sociedad ávida de soluciones, anhelantes de un mesías que arregle todo lo que no nos atrevemos a arreglar nosotros mismos.

Como resultado, cabalgamos sobre un caballo desbocado, ciego por las promesas incumplidas, que no distingue ya entre los problemas de la patria hermana de Venezuela y los propios, que cabalga a paso veloz hacia la crisis. Son 3.361 razones para pensar que la economía va mal; es el 10,3% de colombianos que busca conseguir los trabajos prometidos por los mercaderes de la democracia, frente a un gabinete ministerial confundido, inmerso en su año de aprendizaje, quenos prometeun día sin IVA para acolchonar el golpe de las reformas económicas.

Indudablemente, el fantasma del populismo nos ha poseído; ha despertado la más despreciable forma de nacionalismo. Somos la versión criolla del make America Great again, y ha despertado la cruda xenofobia. El populismo en el que nos vimos inmersos nos hizo creer que el enemigo era Venezuela, que no queríamos ser como ellos; y, claro está, nosotros podemos crear nuestra propia debacle sin necesidad de trasplantar un modelo fallido pues el nuestro va por el mismo camino.



Seguimos esperando y escuchando las mismas promesas, seguimos esperando y escuchando a los mismos, seguimos en el mismo círculo vicioso, seguimos con miedo a ser Venezuela, seguimos temiendo a una guerrilla desarmada y arrinconada. Dormimos tranquilos, mientras bajo la cama, los monstruos de la corrupción y la intolerancia siguen haciendo de las suyas. Tenemos 50 millones de razones para creer que podemos mejorar y una nueva oportunidad para creer que podemos exorcizar el fantasma que hoy recorre a placer nuestro país, que nos quita el sueño de avanzar, que nos quita el sueño de creer como sociedad.

Referencias
Marx, K., & Engels, F. (1848 (2000)). Manifiesto Comunista. El Aleph. Disponible en: www.elaleph.com.

Visto 612 veces Modificado por última vez en Martes, 15 Octubre 2019 16:22

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