Martes, 03 Octubre 2017 15:27

El impacto de las emociones

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Durante casi toda la historia de la humanidad hemos desestimado la importancia de las emociones en el desarrollo de las personas. Afortunadamente, en las últimas décadas, un grupo de investigadores ha explorado desde una perspectiva científica el funcionamiento del cerebro y el impacto que tienen las emociones y los estados de ánimo en diferentes actividades, desde la conducta social hasta procesos de aprendizaje, creatividad, liderazgo e innovación y, por supuesto, en la salud.

Es importante aclarar que no soy médico ni experto en pedagogía, pero existen datos confiables que cualquier persona con sentido común y pocos prejuicios pueden interpretar fácilmente. La información aquí presentada se basa principalmente en la obra del doctor Mario Alonso Puig, médico especializado en cirugía general y del aparato digestivo, fellow en cirugía por la Harvard University Medical School, y decenas de títulos y reconocimientos importantes1. El doctor Puig ejerció la medicina en su especialidad durante 26 años en hospitales como el Henry Ford en Detroit, ganó el premio Espasa 2013 por su libro El cociente agallas (2013), y gracias a sus publicaciones, personas no instruidas en temas médicos, podemos comprender un poco más sobre el funcionamiento del cerebro y las enormes posibilidades que nos ofrece.

 

Gracias a las investigaciones modernas realizadas con tecnologías como la resonancia funcional magnética (uno de los pioneros es el doctor Richard Davidson, fundador del Centro para la Investigación de Mentes Saludables de la Universidad de Wisconsin – Madison), es posible ver lo que ocurre en el cerebro de una persona  cuando se somete a diferentes estados de ánimo. Hay una condición que altera mucho los estados de ánimo y, por tanto, la forma de pensar y actuar de las personas, conocida como estrés.
 

En realidad, esta condición es controlada principalmente por unas estructuras nucleares que hacen parte del cerebro límbico denominadas amígdalas, o complejo nuclear amigdalino; desde luego, no son las amígdalas que se encuentran en la faringe. Estas amígdalas juegan un papel muy importante cuando nos encontramos en situaciones de amenaza o riesgo. En tal caso, se activan y la parte razonable del cerebro se desconecta.


Por ejemplo, si una persona camina plácidamente y de repente se encuentra ante una fiera que le ataca, el temor que le invade es inducido por la activación de las amígdalas y solo hay tres posibles reacciones, huir, atacar o paralizarse, las tres son reacciones espontáneas y poco razonables, pues no hay tiempo para evaluar las posibilidades. Si la reacción es escapar, lo más conveniente es que se potencie el sistema motriz y eso es, justamente, lo que hace el cerebro, incrementa el riego sanguíneo en los músculos porque lo que interesa es moverse muy rápido. Como es natural, en ese momento los sistemas inmunológico, reproductor y digestivo, entre otros, no son imprescindibles, así que allí se reduce drásticamente o se suspende la irrigación sanguínea, lo que reduce o anula su funcionamiento.


En el ejemplo previo es muy importante sentir temor, pues ello permite emprender la huida, pero no es deseable en el día a día. Desafortunadamente, ante las situaciones cotidianas, cada vez son más las personas que sienten episodios de temor con mucha frecuencia, incluso permanentemente, y esta activación continua de lo que se denomina el mecanismo de defensa o secuestro amigdalino, tiene consecuencias negativas en la salud que son cada vez más frecuentes, incluso en los jóvenes.Es el caso de que, como consecuencia de la poca o nula irrigación sanguínea, el tracto digestivo reduzca su funcionamiento haciendo que los alimentos no se metabolicen adecuadamente y se fermenten, produciendo gases que dilatan el estómago y promueven la subida de los ácidos ocasionando reflujo.

Por su parte, los gases que pasan al intestino contribuyen a la irritación del colon. Adicionalmente, el corazón trabaja hasta cinco veces más de lo normal, lo cual, desde luego, promueve la aparición de patologías cardiacas. También se afecta el sistema inmune porque, además, cuando se mantiene activado este mecanismo de defensa se incrementa la producción de cortisol en las glándulas suprarrenales y la membrana de los glóbulos blancos es muy sensible al cortisol. Tengamos en cuenta que los glóbulos blancos y los linfocitos nos defienden frente a bacterias virus y tumores.


Por otro lado, recordemos que los cromosomas son una especie de estuches que almacenan el DNA, y en los extremos de los cromosomas se encuentran los  telómeros, que son como las tapas de los estuches (cromosomas). Cada vez que una célula se divide, los telómeros se adelgazan, y si se adelgazan mucho puede afectarse el DNA. Por suerte, los seres humanos contamos con una enzima llamada telomerasa que forma o repara los telómeros. Esta enzima fue descubierta por la doctora Elizabeth Blackburn, quien ganó el premio Nobel de medicina en 2009.


En efecto, su trabajo titulado El acelerado acortamiento de los telómeros en respuesta al estrés (2004) explica que la telomerasa es muy sensible al cortisol. La doctora Blackburn y su equipo realizaron un estudio con un grupo de madres, cabeza de familia, cuyos hijos tenían patologías cerebrales que exigían atención constante y, que se sentían solas en su lucha, les extrajo sangre encontrando que el tamaño de los telómeros era muy pequeño y la cantidad de telomerasa baja. Las sometió a un tratamiento a base de afecto y otras emociones positivas, poniéndolas en contacto para que compartieran su situación y se sintieran comprendidas. Algunos meses después encontraron que tanto el tamaño de los telómeros como la cantidad de telomerasa se habían normalizado, comprobando una vez más el impacto de las emociones y los estados de ánimo en la salud.


En cuanto al aprendizaje, los investigadores han observado que cuando una persona cae presa de emociones disfuncionales como el temor, la angustia, el resentimiento o la desesperanza, entre otras, también se reduce el flujo de sangre de la zona prefrontal del cerebro, que es clave para negociar, analizar, tomar decisiones, para la atención selectiva, la innovación y la creatividad. Es más, existen unas estructuras que conectan la zona prefrontal con el cerebro límbico y permiten que la primera controle a la segunda; lo cual es muy deseable. Estas estructuras son más robustas y efectivas cuando se estimula la parte prefrontal izquierda, lo que se logra, según se ha visto en las imágenes tomadas con resonancia magnética, con emociones positivas, de alegría y satisfacción, por ello es tan importante sonreír.


Ahora, abordamos dos fenómenos cerebrales importantes; el primero de ellos, denominado neurogénesis, fue descubierto en 1998 en el Instituto Salk, en la Joya (San Diego, Estados Unidos) por el doctor Fred Cage y su equipo, quienes observaron la generación de nuevas neuronas a partir de células madre multipotenciales. Una de las regiones donde se ha observado la neurogénesis es en los hipocampos, los cuales juegan un papel trascendental en la memoria y el aprendizaje. La neurogénesis se ha observado en adultos hasta de ochenta años.


El otro fenómeno es la neuroplasticidad, introducido a principios del siglo XX por el español Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de medicina en 1906, quien descubrió que unas extensiones de las dendritas (las ramas de las neuronas), que luego se llamaron espinas dendríticas de Cajal, aumentan en las personas que experimentan emociones positivas como las ya mencionadas, además de la fe, la pasión por lo que se hace, la capacidad de soñar y de abrazar la incertidumbre. Que las espinas dendríticas de Cajal aumenten hace que haya una mayor conexión entre las neuronas, lo que equivale literalmente a ser más inteligente.


Según Santiago Ramón y Cajal, toda persona, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro. En efecto, hay mucha evidencia científica al respecto, de manera que no es muy razonable pasar por alto el impacto que tienen las emociones en cada una de las actividades y procesos de interés para las personas. Por ello, es importante prestar atención a los estados de ánimo y las formas de mejorarlos. Hay ejercicios muy sencillos que practicados periódicamente pueden tener un impacto positivo en ello y, la invitación obvia, es a consultar más al respecto.
 
 1. Se puede conocer más del doctor Puig en su página web www.marioalonsopuig.com(2017).

Visto 1350 veces Modificado por última vez en Lunes, 12 Marzo 2018 16:32

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