Viernes, 16 Marzo 2018 16:51

La historia ambiental de la cuenca del río Anaime

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El pasado 26 de marzo de 2017, los ciudadanos del municipio de Cajamarca, Tolima, salieron en masa a responder a una sencilla pregunta, ¿Está usted de acuerdo o NO que en el municipio de Cajamarca se ejecuten proyectos y actividades mineras?  De un total de 6 241 votantes, 6 165 cajamarcunos (el 98 %) respondieron con un NO contundente que repercutió en los medios internacionales, alborotó al Ministerio de minas y energía y eventualmente provocó la salida del territorio, de la tercera empresa minera de oro más grande del mundo, después de casi 15 años y unos USD 300 millones invertidos en el Municipio.

De hecho, la consulta popular de Cajamarca, además de detonar el debate a nivel nacional sobre la soberanía territorial, el uso de los bienes comunes de la naturaleza y la democracia participativa, marcó un hito en la historia ambiental del río Anaime.  Ilustró, una vez más, que la historia política del ser humano también deja huella en la naturaleza.  En este caso, la huella se trata más bien de una transformación de la naturaleza que se evitó al interrumpir el proyecto minero a cielo abierto La Colosa.  No obstante, la decisión de los cajamarcunos por defender la vocación agrícola de su territorio da continuidad a la larga historia de la transformación del cañón de Anaime a través de la agricultura y la ganadería.  Esta interacción histórica entre la agricultura y la naturaleza es el objeto de la investigación, La historia ambiental de la producción agro-alimentaria en la cuenca del río Anaime, financiada por la dirección de investigaciones de la Universidad de Ibagué desde el agosto de 2016.

En pocas palabras, la historia ambiental se dedica al estudio de las complejas interacciones entre la sociedad humana y su entorno natural, registrando las formas históricas en que la actividad humana ha sido circunscrita por el paisaje bio-físico, a la vez que lo ha transformado.  La historia ambiental se perfila como una propuesta superadora de la historia tradicional al reconocer que el planeta no es un sustrato inerte, un mero escenario para el drama humano, sino que es un actor más en ello que provee el sustento biológico de los demás actores y condiciona cada uno de sus pasos. Así, según O'Connor (1998), la historia ambiental engloba las historias política, económica y social, al analizar cómo las actividades humanas en cada una de estas esferas están también inscritas en un contexto natural históricamente específico. Si bien predomina una preocupación por la existencia material del ser humano y sus impactos en el ambiente, la historia ambiental también aborda las representaciones simbólicas de la naturaleza construidas por sociedades pasadas, ya que estas representaciones simbólicas a menudo operan como dispositivos que orientan la actividad humana material, cumpliendo una función normativa que distingue entre lo permitido y lo no permitido (Merchant, 1990). Finalmente, la historia ambiental requiere de una visión capaz de comprender las influencias concurrentes y a veces contradictorias de procesos locales, nacionales y globales. 

En el caso de reconstruir la historia ambiental de la cuenca del río Anaime, se trata de buscar cómo la llamada despensa agrícola de Colombia ganó ese apelativo y contemplar las transformaciones históricas del paisaje y los ecosistemas del cañón que ha implicado su vocación agrícola. Busca, entonces, contestar interrogantes como: ¿cuál fue la influencia del boom cafetero de los años veinte en la colonización secundaria del cañón?; ¿cuál es la relación entre los procesos de urbanización en las principales ciudades del país y la intensificación de la producción agrícola en Anaime?; ¿cuáles han sido las consecuencias para el suelo y las fuentes hídricas del cañón del aumento del uso de insumos químicos que conllevó esta intensificación?  En este sentido, se trata de entender cómo el cañón se inscribe en la historia más amplia de Colombia y de comprender cómo este territorio específico se ha insertado en las dinámicas de los mercados alimentarios locales, nacionales y (cada vez más) globales, sin perder de vista que cada una de estas relaciones históricas ha sido escrita en la tierra por las familias campesinas que se apropian de la naturaleza y la transforman en su vida cotidiana.

 

Por ello, para acercarse a la compleja historia del cañón y de sus habitantes, la investigación emplea una metodología mixta que combina el uso de fuentes tradicionales de la historiografía con instancias participativas orientadas hacia la recuperación de la memoria histórica de las personas que han cultivado y vivido del suelo del cañón. 

 

Así, la investigación ha aprovechado las estadísticas, mapas y fotografías históricas, de archivos institucionales, y de fuentes bibliográficas primarias y secundarias.  A la vez, ha buscado incorporar las experiencias recontadas por las personas que han pasado sus vidas enteras en contacto directo con la naturaleza del cañón: mujeres campesinas, arrieros, docentes, agricultores y ganaderos.

Con este fin, en mayo de 2017 se organizó un taller en la vereda Ródano en Cajamarca donde participaron más de cuarenta integrantes de la comunidad, la mayoría personas de la tercera edad.  Su disposición a compartir los saberes acumulados a lo largo de sus vidas en el cañón arrojó luz sobre los cambios sufridos por el territorio durante décadas de producción agrícola.  En el desarrollo del taller, los participantes contaron de técnicas del manejo de suelo largamente olvidadas, de la asociación de cultivos que hace años desaparecieron ante el avance de los monocultivos de la arracacha y el frijol y nombraron aves que se habían alejado del cañón durante años sólo para regresar en los últimos tiempos y plantas medicinales cuyo uso ha caído en el olvido.  El taller, además de servir para rememorar el pasado, brindó una oportunidad para que las personas mayores de la comunidad reflexionaran sobre el legado que dejaban a las generaciones futuras de la cuenca del río Anaime. 

Los primeros resultados retornados por la investigación son prometedores; señalan la importancia para el cañón de la época de la Violencia, que marcó no solo la vida de sus habitantes, sino que también dejó rastro sobre el mismo paisaje en la medida que provocó un desplazamiento de la población de las tierras altas y una consecuente concentración de la producción agrícola en la cuenca media del río Anaime. Además, indican las consecuencias de la intensificación de la producción comercial del frijol y la arracacha para los mercados urbanos del país, que ha generado una creciente dependencia de insumos químicos importados desde fuera del territorio y que ha agravado la erosión de suelos en las pendientes del cañón. Finalmente, se evidencia que con cada mata sembrada y cada carga de arracacha cosechada, la historia ambiental de la cuenca del río Anaime se sigue escribiendo, y, como la consulta popular dejó claro, es una historia cuya autores y protagonistas son los hombres y las mujeres campesinos quienes cultivan y defienden el territorio.

Visto 2361 veces Modificado por última vez en Martes, 22 May 2018 15:57

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