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Redactarescribir y escritor son palabras agudas, análogas y frecuentes. En la actualidad, transmitir aquello que pensamos por medio de signos se ha convertido en un hábito y, en la mayoría de los casos, en una necesidad. En este sentido, el celular, el computador y el papel son las herramientas preferentes para la redacción de textos espontáneos, académicos y gerenciales...

 

Relación entre redactar, escribir y escritor

Redactar, escribir y escritor son palabras agudas, análogas y frecuentes. En la actualidad, transmitir aquello que pensamos por medio de signos se ha convertido en un hábito y, en la mayoría de los casos, en una necesidad. En este sentido, el celular, el computador y el papel son las herramientas preferentes para la redacción de textos espontáneos, académicos y gerenciales. Por su parte, las redes sociales son el medio ideal para coincidir o contrastar con interlocutores de diferentes latitudes. La escritura es, sin reconocerlo en ocasiones, una acción constante y diversa.

Se escribe en la calle, en la casa, en el supermercado y en el cine; no obstante, uno de los escenarios en el que, por exigencia, es habitual su práctica es la universidad; institución en la que abundan escritores de todas las edades y disciplinas posibles. Cada estudiante contribuye a erradicar la idea de que escribir solo lo hacen quienes utilizan sortilegios o amuletos de la buena suerte. Cada estudiante-escritor ayuda a suprimir la herencia de que quien se atreve a hacerlo adelanta un pregrado en particular o lee por pasión y ha sido premiado con un don o una gracia.

En consenso con algunos teóricos, el discurso referente a la redacción o la escritura como proceso, ha sido abordado desde hace algún tiempo y hoy conserva plena validez. Es por eso que queda de lado la noción de que solo se escribe para un propósito y que siempre hubo alguien que lo hizo mejor, aún sin conocer cómo lo llevó a cabo. En efecto, es posible reconocer que cada experiencia es precisa para escribir y para aprender a escribir y que el docente es el actor que media la relación disciplina, aprendizaje y texto (Cassany, 2010; Navarro, 2018).

Como apoyo de lo anterior surgen una serie de estrategias que clarifican que la escritura es inclusiva y que posibilitan su relevancia en ambientes menos rigurosos. En otras palabras, su práctica se convierte en un sinónimo de proceso y las fallas pueden ser vistas como posibles habilidades. Por consiguiente, algunas universidades cuentan con la creación de Centros de español que reconocen el valor de las palabras a partir de procesos deductivos; a la vez, implementan espacios para la orientación de talleres de escritura académica y creativa, que enriquecen los intereses de los participantes, sus gustos y necesidades.

 
El rol de la alfabetización y la literacidad académica

De acuerdo con lo anterior, la enseñanza y el aprendizaje de la escritura se orienta bajo dos conceptos esenciales: el de alfabetización académica y el de literacidad académica, que con el rótulo de educación superior, el primero se interpreta desde las funciones que desempeña el docente en relación con la enseñanza de la escritura y, el segundo, se articula con la percepción de los estudiantes durante su ejercicio, es decir, cómo aprenden a escribir, cuál es el proceso que desempeñan y cuáles son los propósitos por alcanzar (Carlino, 2013).

Ahora bien, ¿dónde queda el uso normativo de la lengua? en la academia es regular porque la escritura es disciplinar, formal y demanda prestigio. Aunque, en otros contextos también es pertinente su regulación, pues si bien hoy día existen formas ligeras o inmediatas de comunicar, dichas rutinas requieren la presencia de materia prima de calidad y al alcance de todos. La habilidad se desarrolla, pero el idioma está presente y sigue leal a nuestras exigencias. Con ello, está en nuestras manos hacer buen trato de él, aunque algunos desmeriten la lucha contra erratas o gazapos.

En vista de lo anterior, la evolución de los medios de comunicación y la educación misma ha conllevado determinar nuevas maneras de interpretar la escritura que visibilizan la participación de sus usuarios con igualdad de condiciones que  Navarro (2018)  las denomina funciones y propone cinco: función epistémica, dado que quienes aprenden tienen el privilegio de adquirir y transformar aquello que conocen; función retórica, porque los programas académicos deben enfocarse en textos disciplinares como formas de articular el conocimiento; función habilitante o como evaluación; función crítica que permite al individuo intervenir sobre la realidad en la que habita y función expresiva como construcción personal.

En este sentido sobresale la consigna de que la escritura es para todos. No basta con denotar que las etapas para aprender ya terminaron y que su práctica ha finalizado porque solo algunos fueron los favorecidos. Así, quien quiera escribir puede hacerlo bajo un enfoque disciplinado y de planeación, hasta llegar incluso, a compartir sus experiencias de redacción con otras personas que pueden contribuir con su mejora.

En este proceso es fundamental la escritura de borradores que determinen la transformación de un texto inicial hasta su versión final. Claro está, en la producción académica es más frecuente su elaboración, con el fin de obtener mejores resultados, pues se sabe que su última entrega será valorada. Entre tanto, como cada momento es clave para aprender, no basta con escribir una sola vez, sino con reformar aquello que fue redactado en un principio y que puede ser revisado y corregido, para resultados meritorios.

 

A modo de cierre

Para finalizar, en este artículo relacioné tres términos, que, a mi modo de ver, son inherentes a nuestra vida cotidiana: redactar, escribir y escritor. Con ello, le otorgamos valor a los diferentes roles que asumen las personas, con desigual ritmo de producción y bajo las exigencias del mundo actual en el que los medios de comunicación y lo ligero son protagonistas. Es así como la universidad se convierte en un escenario concreto para articular las tres palabras, no solo por su carácter formativo, sino también, porque posibilita otras esferas para disfrutarlas y dejar evidencia de aquello que en un principio fue considerado fatigante y sin sentido.

El título de este artículo es una pregunta, pero a la vez, una invitación para que las palabras del lector no sean olvidadas. Redactar o escribir está más cerca de lo que parece… son acciones relacionadas con la plenitud y la realidad.

 

Referencias bibliográficas

Carlino, P. (2013). Alfabetización académica diez años después. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 18(57), 355-381.
Cassany, D. (1993). La cocina de la escritura. Barcelona, España: Empúries.
Navarro, F. (2018). Más allá de la alfabetización académica: las funciones de la escritura en educación superior. En M. Alves, & V. Iensen (Edits.), Formação de Professores: Ensino, linguagens e tecnologias (págs. 13-49). Porto Alegre, Brasil: Editora Fi. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/326377982_Mas_alla_de_la_alfabetizacion_academica_las_funciones_de_la_escritura_en_educacion_superior

Visto 1327 veces Modificado por última vez en Viernes, 05 Abril 2019 15:47

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