El riesgo, entendido como la probabilidad de la ocurrencia de desastres en un territorio en el que se presentan, a la vez, condiciones físicas amenazantes de origen natural o antrópicas, y unas condiciones sociales de vulnerabilidad, constituye situaciones que conllevan daños y pérdidas sociales, económicas y ambientales ante los escenarios relacionados con eventos peligrosos (DNP-Dirección de Desarrollo Urbano y Política Ambiental (DDUPA), (2005).

De ahí la importancia de establecer una Política de la Gestión del Riesgo como la planteada por el Estado en la Ley 1523 de 2012, “Por la cual se adopta la política nacional de gestión del riesgo de desastres y se establece el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres”, en la que se define la importancia de proporcionar las directrices para la actuación frente a eventos naturales y el cambio climático. Se parte del conocimiento de las características hidrogeológicas, topográficas y climáticas, aunadas a la distribución territorial (Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres, 1989), lo cual supone escenarios de amenaza a la población que deben ser atendidos desde el ámbito nacional hasta el regional.

Ibagué es una ciudad compuesta por un sector montañoso, donde se distinguen zonas veredales y un sector plano, en el que se ubica el casco urbano conocido como la meseta de Ibagué. Se encuentra expuesta a los eventos que tienen lugar en la cuenca del río Combeima, ubicada en el departamento del Tolima, entre los 5.150 y 1.000 m.s.n.m, con un área de 278,37 km² y que cuenta con 500.000 habitantes. El Combeima, además de ser la fuente hídrica principal del municipio, es también la zona donde se presenta el mayor número de eventos asociados a inundaciones, avalanchas, deslizamientos y represamientos. Constituye, además, el sector que influye en gran medida en los procesos de degradación y desequilibrio de los ecosistemas y riesgos de pérdida de infraestructura física y social que amenazan la población y las estructuras de acueducto de Ibagué, de acuerdo con el diagnóstico presentado en el documento Conpes 3570.

Según el mismo documento (Conpes 3570, 2009), estos eventos ocurren gracias a que cerca del 73 % del área de la cuenca muestra pendientes muy grandes y cuenta con una precipitación media anual de 1.816 mm, distribuida de manera bimodal en dos épocas de lluvia (abril y mayo; septiembre, octubre y noviembre) y dos épocas de sequía (diciembre, enero, febrero y marzo; junio, julio y agosto). Estos factores favorecen la presencia de procesos erosivos y movimientos en masa en el sector, que generan alto riesgo para la comunidad, la infraestructura (estructuras del acueducto y asentamientos humanos) y las actividades productivas en la cuenca.

Uno de sus mayores problemas se relaciona con la intermitencia del servicio de acueducto de la ciudad, asociado a la gran cantidad de sedimentos encontrados en el agua, producto de deslizamientos y erosión en el cauce del río Combeima, que obligan a realizar cortes reiterativos del suministro de agua en temporadas invernales, por el arrastre de sólidos y el depósito de los mismos en las estructuras de acueducto.

De acuerdo con la información proporcionada por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado, IBAL, E.S.P. abastece el 99,77 % de la población ibaguereña y se sirve de tres fuentes: el río Combeima del cual capta 1.860 l/s; de la quebrada Cay, 240 l/s, y 69,8 l/s de la quebrada Chembe (IBAL, 2011); sin embargo, la continuidad del servicio se ve afectada por el aumento de los niveles de turbiedad en el río Combeima, que implica detener la operación de las Plantas Pola 1 y Pola 2 por la dificultad de tratamiento; por tanto, se tiene una continuidad del servicio del 89,87 %.

Es importante la estimación de los materiales depositados en el cauce para la correcta planeación de la cuenca Combeima, teniendo presente aquello que la Organización de los Estados Americanos (OEA). Departamento de Desarrollo Regional y Medio Ambiente (1991) denomina, en su documento Desastres, planificación y desarrollo : Manejo de riesgos naturales para reducir los daños, “la planificacion del desarrollo integrado”, en la que se provean soluciones de manera multidisciplinaria y multisectorial, guiando a la administración pública en el direccionamiento de los recursos, con la adecuada inversión en proyectos que propendan por plantear medidas para el conocimiento del riesgo, la reducción del mismo y el manejo de desastres.

Referencias