Javier Manzanera
Nacionalidad:
Mexicana
Profesión:Ingeniero Industrial
Énfasis:Coaching gerencial
No importan las 17 horas de viaje. No es molestia pasar un largo trayecto entre aviones y aeropuertos cuando la experiencia de dictar clase en Colombia y, más específicamente, en la Universidad de Ibagué, se convierte en satisfacción total.
Javier Manzanera Quintana aceptó, por tercera vez, la invitación que le hiciera la Universidad de Ibagué para participar de la Escuela Internacional de Verano. De su tierra natal, México, despegó un vuelo con escala en Bogotá, pero directo al intercambio de conocimiento con estudiantes de su curso Estrategia gerencial.
"Es la tercera ocasión que acudo. Veo que los alumnos tienen muchas ganas de aprender. Vengo a sembrar en tierra fértil, porque los alumnos ponen atención a las dinámicas que se les encargan, tienen muchas inquietudes y en ocasiones se quedan hasta tarde de la clase porque quieren optimizar más el tiempo", acentúa.
Su mirada sobre el país se enfoca en la educación, que, en sus palabras, es de muy buen nivel.
Esa travesía binacional le ha significado participaciones en talleres durante seminarios para empresarios, conferencias sobre el choque generacional en las nuevas generaciones y, algo que genera mayor inquietud, un taller de design thinking, invitación a "hacer mejores y nuevos productos en las empresas".
Son 27 años de experiencia de un ingeniero industrial con tres maestrías y doctorados que, inducido por un amigo, llegó a motivarlo en esta labor de retroalimentación mutua del conocimiento en las aulas, y de la que nunca pudo ni quiso apartarse, y que incluso lo ha llevado a Europa, Estados Unidos, Canadá y México.
De la alta preparación de Manzanera hablan sus tres maestrías: Calidad con especialidad en Servicio, Manufactura con especialidad en Seis Sigma y Administración con especialidad en Desarrollo Organizacional, al igual que su doctorado en Economía, y su enfoque profesional como coach deontológico empresarial.
"Los alumnos son más inquietos para bien, ya no se creen todo, cuestionan mucho, y hasta que les hace sentido lo que les están diciendo se quedan más tranquilos. No son conformistas". Esa es su razón para cruzar fronteras cada vez que la vida se lo pone como misión.
Por: Hernán Camilo Yepes V., productor de contenido Unibagué.