“Controlamos la materia porque controlamos la mente. La realidad está en el interior del cráneo” (Orwell, 1948, p. 152). Esta poderosa consideración del gran hermano, O’Brien, en 1984, novela escrita por George Orwell, entre 1947 y 1948, parece anticipar de una manera muy precisa, lo que para Manuel Castells (2009), ese sociólogo y economista español obsesionado con el poder y la política, muchos años después sentenciaría: La lucha por el poder se da en las mentes de las personas. En efecto, quien controla la manera en la que pensamos, define la manera en la que actuamos, y de esta manera actuamos según los intereses de quienes de una u otra forma luchan por el control de nuestras mentes.

Actualmente existen diferentes mecanismos o herramientas, con las cuales se pueden manipular las mentes de las personas. La televisión, esa vieja caja conocida por nosotros, que ha llenado de sentido o sinsentido nuestra vida mediante telenovelas, películas y noticieros, sigue siendo la principal arma para la lucha por el poder o el control de las mentes. Sin embargo, las redes sociales, se apuntalan como eficaces instrumentos al alcance de todos.

Indiscutiblemente, Facebook es, por el momento, la reina de las redes sociales, pues para el año 2017 contaba ya con 1,94 mil millones de usuarios en todo el mundo. Pero, este gran número de usuarios no solo la ubican en un lugar de privilegio, sino que además hacen de ella una red que genera bastante polémica.

Es el caso  de las elecciones legislativas de los Estados Unidos en 2010, cuando Facebook implementó para el efecto una ventana que anunciaba a los amigos de la red social que ya habían votado. Según análisis de la red, al cruzar la información se dieron cuenta de que 340.000 personas que fueron a votar, no lo hubieran hecho de no ver que sus amigos ya habían sufragado.

También el papel de Facebook en la elección presidencial de Barack Obama fue crucial, al igual que el papel de Twitter en la elección del presidente Donald Trump; y, para no ir muy lejos, Facebook como lugar de contienda política entre las dos campañas en Colombia, la del Sí y la del No, en el plebiscito por la paz, que decidió en gran parte el resultado de la consulta.

Asimismo, para la campaña presidencial de Donald Trump, quien entendió perfectamente el papel de las redes sociales, estas se convirtieron en un instrumento privilegiado a través del cual, con empleados acuartelados en una sala de operaciones digital, mandaron gran cantidad de mensajes políticos a determinados usuarios, mediante Facebook, Youtube, Twitter, entre otras. Al respecto, una publicación del diario El País de España (Salas, 2017) menciona que la plataforma Facebook permitió la compra, desde cuentas falsas en Moscú, de publicidad en favor del candidato Trump, que empezaron a circular por redes sociales en Estados Unidos y el mundo entero.

De esta forma, la manera en la que pensamos políticamente es reforzada por las publicaciones e información (en muchas ocasiones mentiras o verdades acomodadas) que aparecen en nuestras páginas de inicio y que permite además la circulación de una gran cantidad de información basura que no tiene filtros. En realidad, un gran número de noticias falsas, memes, videos virales, y otros tipos de información hace que reforcemos la manera en la que pensamos, evitando que construyamos opinión con diferentes puntos de vista. Facebook limita nuestro pensar.

Actualmente, en plena campaña presidencial en nuestro país, es común encontrarnos en nuestras páginas de inicio de Facebook, con una gran cantidad de información relacionada con las campañas, y en los comentarios de las publicaciones, nos damos cuenta de sangrientas batallas de comentarios que terminan en algunos casos con la eliminación de uno que otro contacto, profundizando la ya preocupante polarización que vivimos. Unos y otros de cada bando comparten, día tras día, información que muchas veces es falsa pero que, dependiendo de cómo se utilice, empieza a definir en uno u otro sentido el resultado de las elecciones.

Sin duda, para la democracia, esta guerra de propaganda informática y de manipulación de la información es una amenaza grave. Al respecto, Facebook anunció la implementación de un nuevo algoritmo que permite volver a los principios que le dieron vida a la red social, privilegiando contenidos de amigos y familiares por encima de información que lleven la firma de empresas o medios de comunicación; sin embargo, el alcance de este no es claro, todavía falta esperar cómo se implementa tal control en nuestras páginas de inicio de la red social.

Si esta implementación es exitosa significa nuevas reglas de juego para  definir la manera en la que se lucha por el control de nuestras mentes. Por ahora, un uso más responsable por parte de cada uno de nosotros como usuarios parece ser la única manera de protegernos de tanta información falsa, revisar las fuentes de las publicaciones, preguntarnos si son confiables, compartir información de buena procedencia y buscarla a través otros medios. En fin, son simples accionesque pueden convertir la red en una buena herramienta para el debate y la construcción de opinión pública. Recordemos siempre: quien controla nuestras mentes finalmente es quien tiene el poder.

Bibliografía

_{Castells, M. (2009). Comunicación y poder. Madrid, España: Alianza Editorial.
Orwell, G. (1948). 1984. Obtenido de Formarse web site: http://www.formarse.com.ar/libros/Libros-recomendados-pdf/1984%20de%20G.Orwell.pdf
Salas, J. (17 de Octubre de 2017). La oscura utilización de Facebook y Twiter como armas de manipulación política. Obtenido de Diario El País (España) web site:
 https://elpais.com/tecnologia/2017/10/19/actualidad/1508426945_013246.html}