Ibagué se ubica en el valle Interandino, que cruzan los ríos Combeima y Chipalo, en el centro de la cordillera Central en la vertiente oriental, en una transición entre el bosque seco y húmedo. Es conocida hoy como la Ciudad Musical de Colombia, no solo por el amor que le guardan sus habitantes a la música, sino que, además, ha sido un legado tradicional que data desde antes de su denominación como capital del Tolima.

Quien conoce Ibagué sabe que es una ciudad verde, ubicada en lo que antiguamente eran fincas cafeteras, con algunos parches de bosque relictuales dominados por el Caracolí, arbolada en varias avenidas, con numerosos parques, cinturones de vegetación riparia siguiendo varios ríos y quebradas, e incluso con barrios en sus límites, en donde fácilmentese confunde lo rural con lo urbano. Todas estas conformaciones vegetales, han permitido a través de los años soportar y resguardar una muestra importante de la enorme biodiversidad de Ibagué y, en general, del Tolima.

Las aves son un grupo de animales, que desde tiempos inmemorables han llamado la atención del hombre; en Colombia por ejemplo, se han encontrado pinturas rupestres de aves en la serranía de Chiribiquete de más de 20.000 años de antigüedad (Baena et al 1996).

Ellas nos atraen, no solo porque las vemos frecuentemente, sino porque, además, guardan enorme belleza, en diversidad de formas y colores. Sus cantos, en formas melodiosas, nos despiertan en las mañanas y nos asustan en las noches; su presencia en nuestra vida moderna aún es constante, aunque, por lo general, nos habituamos tanto a ellas que en el diario vivir pasan desapercibidas. 

La gran mayoría de las aves frugívoras son dispersoras de semillas, las nectarívoras se asocian tan profundamente con sus flores que se convierten en vehículos de polinización; algunas aves insectívoras, incluso las carnívoras, son controladoras naturales de poblaciones de insectos y otros vertebrados que podrían ser plagas para el hombre y sus cultivos.

Colombia es un país megadiverso, a tal punto que resguarda el mayor número de especies de aves en todo el mundo; con 1932 especies (Ayerbe 2018), que representan cerca del 20 % de todas las aves existentes en el planeta y alrededor del 60 % de las del continente suramericano (Clements et al., 2017; Remsen et al., 2018), tenemos una enorme labor de conservación, no solo responsabilidad del Estado colombiano sino, en mayor medida, de sus ciudadanos.

El Tolima, desde hace más de cien años, ha llamado la atención de muchos ornitólogos por la alta diversidad de especies de aves, no obstante, en 23 de los municipios no existen estudios de aves. Con todo esto, en el departamento se han registrado más de 743 especies (Parra y Molina 2010) y actualmente la cifra extraoficial puede superar las 780.

El Cielo musical de Colombia

Hablando más localmente, Ibagué cuenta con amplia variación altitudinal, que ha permitido la formación de diferentes zonas de vida, desde el bosque seco tropical hasta el páramo pluvial subandino; estas características han promovido alta diversidad de aves, que, hasta el momento, alcanzan las 551 especies (Parra et al., 2007; Molina-Martínez, 2014).

Con este escenario, nuestra región tiene alto potencial para desarrollar procesos altamente productivos en aviturismo; además, después de la firma del acuerdo de paz, el número de visitantes extranjeros a Ibagué, en particular al Cañón del Combeima, ha aumentado de manera significativa (Ocampo-Peñuela &Winton 2017), lo que potencia aún más dicha actividad.

Desde hace ya varios años la Universidad de Ibagué, en cabeza de los docentes del Programa de Biología Ambiental, han efectuado diferentes estudios de ecología de comunidades de aves, que buscan, de primera mano, conocer la diversidad del municipio, el efecto de las actividades antrópicas sobre la fauna y la promoción de estrategias productivas de desarrollo local, como el turismo de observación de aves o aviturismo.

Con este fin, se llevó a cabo monitoreos de la avifauna urbana de Ibagué durante un año, en 10 parques o áreas arboladas en algunos barrios de la ciudad, con lo que se logró generar un listado básico y sistemático que permitiera contribuir a promocionar dicha actividad del aviturismo y que, además, sirviera como instrumento de educación ambiental en centros educativos y de la comunidad en general.

A través de la observación visual y la grabación de cantos, se registraron las aves, haciendo recorridos de aproximadamente de 1.5 km, en horas de la mañana desde las 6:00 hasta las 9:30. Las zonas de estudio incluyeron el campus de la Universidad de Ibagué, el barrio Pedregal, Cádiz, Villacafé, Piedrapintada, Cantabria, Las Brisas, Santa Helena, el parque Centenario y el cerro Pan de Azúcar.

Se destacan una especie endémica (Euphoniaconcinna), cinco casi endémicas y 18 migratorias. En términos generales, teniendo en cuenta otros estudios y observaciones esporádicas dentro de la ciudad, se tiene como estimativa preliminar que la riqueza de aves de Ibagué es de 184 especies con registros confirmados.

Es claro que estos valores son altamente representativos y muestran alto potencial para que en varios sitios puntuales de la ciudad se generen propuestas de avistamiento urbano de aves que promuevan economías locales. En particular, sitios como el Centenario y el cerro de Pan de Azúcar, cercanos al centro, pueden ser tenidos en cuenta para que la Alcaldía promueva nuevas opciones turísticas, para la reciente ola de visitantes de la Ciudad. 

Esto permite diseñar rutas o paquetes promocionales para diferentes segmentos de mercado (expertos, entusiastas, casuales o ecoturistas) que generen mayor afluencia de visitantes, no solo extranjeros sino, también, nacionales. Se cuenta con potencial enorme, pero se requiere de otros aspectos igualmente importantes para que el aviturismo sea actividad productiva.

Uno de estos factores es contar con guías formados en la observación de aves y su guianza especializada, para lo cual existe una carencia sustancial en el departamento entero; aunque desde hace varios años se han consolidado agremiaciones especializadas como la Asociación Tolimense de Ornitología, existen aún muy pocos guías con suficiente experiencia.

Un guía en aves debe identificar claramente las especies y, en este caso, una amplia diversidad, tarea de formación que no es fácil y no se consigue de un día para otro, sino que es un proceso constante y gradual que puede tardar varios años; además, que esta identificación no solo es visual, sino también auditiva e incluso comportamental.

Igualmente, el guía debe aprender a reconocer especies endémicas y amenazadas, estar actualizado en los cambios taxonómicos, conocer especies raras o de interés para el aviturismo, saber los nombres científicos y, de mayor importancia, los nombres en inglés; conocer localmente aspectos de la historia de vida de las especies tales como temporadas de reproducción, qué comen, dónde se observan e incluso aspectos comportamentales que pueden ser muy atractivos de conocer por muchos turistas.

Adicional a esto, se requiere que el guía hable fluidamente otro idioma, principalmente inglés, demandado por la mayoría de turistas extranjeros. Aunque este panorama parece desalentador, existen iniciativas en el departamento lideradas por diversas instituciones como las cámaras de comercio, la Asociación Tolimense de Ornitología, Audubon, Cortolima e incluso la misma Universidad de Ibagué, que ha venido capacitando guías y promoviendo la observación de aves y el aviturismo.

Por otra parte, para que este negocio sea productivo, se requiere de mayor esfuerzo de las instituciones locales del Estado, no solo en la promoción de la actividad, sino con incentivos a las empresas de turismo legalmente establecidas, la formalización de los guías, la implementación de programas más eficientes de seguridad y acompañamiento policial, mayor y mejor infraestructura vial en áreas rurales, la promoción y financiamiento de investigación y conservación de hábitats naturales y especies de interés, así como el reconocimiento e incentivos a los particulares que aún ven en la conservación de los bosques una alternativa productiva.

De igual forma, esta diversidad de aves de Ibagué puede ser utilizada, junto con el avistamiento de aves, como importante estrategia de educación ambiental en instituciones educativas, que promuevan sentimientos de aprecio y conservación por la fauna local.

Referencias:

^{Jorge García M.2019. Fotográfias.
Ayerbe Quiñones F. 2018. Guía ilustrada de la avifauna Colombiana. WCS.
Baena Preysler, J. Blasco, C. Van Der Hammen, T. Castaño C. (1996). Pinturas rupestres y ocupación
humana en la Sierra del Chiribiquete. Revista de Arqueología 180:14 - 23.
Clements, J. F., T. S. Schulenberg, M. J. Iliff, D. Roberson, T. A. Fredericks, B. L. Sullivan, and C. L.
Wood. (2017). The eBird/ Clements checklist of birds of the world: v2017. Recuperado de http://www.birds.cornell.edu/clementschecklist/download/
Parra R. y Molina Y. 2010. Aves del departamento del Tolima. En: Asociación Colombiana de Zoología.
Creando un clima para el cambio: La biodiversidad, servicios para la humanidad. III Congreso Colombiano deZoología, Libro de resúmenes. Asociación Colombiana de Zoología. Disponible en línea: www.iiicongresocolombianodezoologia.org / www.aczcolombia.org.
Remsen, J. V., Jr.; Areta J. I.; Cadena C. D.; Claramunt S.; Jaramillo A.; Pacheco J. F.; Robbins M. B.;
Stiles F. G.; Stotz D. F. & Zimmer K. J. (2018). A classifcation of the bird species of South America. American Ornithologists’ Union. Recuperado de http://www.museum.lsu.edu/~Remsen/SACCBaseline.htm}