Diana Carolina Velasco es la vicerrectora de la Universidad de Ibagué, una mujer nacida en la capital de Colombia pero criada en Boyacá; una mujer arraigada a la tierra por la que anduvo, y que sintetiza su dualidad de procedencia con una frase contundente: “Uno en realidad es de donde se cría”. Boyacá le suena a música, a fortaleza agraria, a poesía y a su niñez. Verse en Boyacá es ver a la niña que un día fue, escuchar con tono de recuerdo los cuentos que leía papá. Se descubre, entonces, la Vicerrectora andante y vibrante por una infraestructura colonial que aún le emociona. Todo un collage emotivo que la muestra mimada pero valiente con todo un camino personal y profesional recorrido y por recorrer y que ha hecho de ella una académica respetada, reflexiva, una mujer que se piensa el mundo y busca desde distintos saberes cultivados con dedicación, cómo aportar a su existencia y a la de todos.

Diana Carolina un día partió de Boyacá para hacerse Ingeniera en Sistemas y Antropóloga de la Universidad de los Andes en Bogotá, estudiando dichos pregrados de manera simultánea. Un día cualquiera dejó esta nación enquistada en sus afectos para realizar su doctorado sobre ciencia y tecnología en Edimburgo, volviéndose diestra y capaz de aportar en políticas de desarrollo en ambas ramas al país de donde partió becada por Colciencias.

La Vicerrectora trae en su esencia un componente investigativo acentuado, pues su vocación investigadora y formación así lo demuestran; también cuenta con el talante cercano a la duda y a la búsqueda de acciones concretas que den soluciones y respuestas, atributos  propios de quienes aman la investigación. Aun ejerciendo un cargo administrativo busca restarse horas de sueño para continuar aportando en el ámbito científico. “Tengo planes de integrarme a profesores que desarrollan temas de innovación en la Unibagué con mis investigaciones sobre café, caña de azúcar y flores, además, con proyectos para la optimización de la producción como la cadena de hortofrutícola y el aguacate Hass”.

 

 

 

El saber ennoblece

De un tiempo para acá, la Vice se niega a comer carne, pues tras leer estudios científicamente comprobados desde distintas ramas del saber, no come cuento ni carne. El cuento de que la proteína animal era indispensable para la salud humana tuvo su asidero luego de la Segunda Guerra Mundial y no es cierto. No hay estudios que demuestren su benignidad y sí lo nocivo que resulta el consumo de carne, aumentando el colesterol y enfermedades cardiovasculares. Además, señala Diana Carolina : “Se ha comprobado que las heces de bovinos, porcinos y corderos producen gas metano en mayor medida que el que produce el transporte aéreo y terrestre del mundo, sumado a la crueldad con los animales  no hay manera de cumplir con la demanda del mercado sin hostilidad”, señala la Vicerrectora moviendo la cabeza de un lado a otro como gesto de desaprobación.

Con la equidad de género analiza y expone de manera similar el asunto. Según la directiva, en ambientes académicos la discriminación es sutil, “está inmersa en patrones culturales, solo el 37 % de los investigadores del país son mujeres y la mayoría de los investigadores principales son hombres, no porque no crean en las habilidades e inteligencia femenina sino que es un patrón casi que imperceptible. Diana Carolina Velasco solidaria a su género resalta con alegría los aportes que mujeres de todas las razas y todos los suelos han entregado al mundo, y menciona a Hedy Lamarr, cocreadora de la conexión Wifi, y Stephanie Kwolek, inventora del chaleco antibalas, entre otras. Explica la Vicerrectora su orgullo Unibagué, pues el tema de equidad de género le apasiona. “En esta Universidad el 56 % de los cargos directivos están a cargo de mujeres, todas nuestras  cifras son favorables pero la más diciente es esta: las mujeres Unibagué tienen poder de decisión”.

Decide ella también sobre sus horas, se impulsa a ejercitarse y cada vez que los tiempos y la fortaleza del cuerpo le dan, asiste a algún gimnasio y practica la natación. Le gusta la comida italiana y los libros de Isabel Allende, lee de todo: economía política, literatura creativa y científica, mira directo a los ojos y se muestra seria cuando debe, cercana y comprensiva cuando le nace. Le gusta el color morado, se pinta la boca color vino.

Por: Germán Gómez Carvajal, Productor de Contenidos, Unibagué.