Lunes, 21 May 2018 21:43

Una embajadora a todo dar

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Sthephany Espíndola Sotres


Hobbies:

Pintar, coser y viajar

Comida colombiana favorita:

Arepa con queso

Nacionalidad

Mexicana

Sthephany Espíndola Sotres es una mexicana estudiante del Programa de Diseño de la Universidad de Ibagué mediante movilidad académica en el semestre A de 2018, proviene del D.F. Está inscrita en la Universidad Autónoma Metropolitana de Azcapotzalco, en la que se aproxima a culminar su etapa de formación en México, y al presentarse la oportunidad de explorar nuevas experiencias desde Colombia, no lo pensó dos veces: viajó.

Sthephany nació con un componente creativo enquistado en el alma, de ahí que intentó estudiar Diseño y Comunicación Visual, pero la apuesta no se le daba, mientras que el Diseño Industrial le sonrió de entrada. Pensó en cambiarse a Diseño Gráfico tiempo después, pero el Diseño Industrial que conlleva el manejo de materiales la sedujo: concretar en físico elementos paridos de su imaginación e intelecto le encantó.

El Programa de Diseño de Unibagué no tiene apellidos, pues se presenta como oferta flexible que actúa con visión integral del diseño. Principalmente, aborda la disciplina como un proceso creativo que dota de valor y significado a los productos y a las experiencias que tenemos con estos. Sthephany se ha gozado las oportunidades que brinda Unibagué, pues el componente humanístico y el hecho de enfrentar los trabajos elaborados en clase a personas reales le parecen importantísimos; a su vez, celebra la posibilidad de compartir con comunidades y conocer más el país que visita y explora desde la academia.

Identifica las similitudes entre la cultura mexicana y la nuestra y se ha armado de colombianismos muy propios de las comunidades que ha podido conocer, aun así algunas palabras no dejan de sorprenderla y dejarla gringa. Gusta de las arepitas y con los ojos cerrados saborea el aire cuando las recuerda, además le atrae la oferta ecoturística del Tolima y la ha experimentado. Es una estudiante destacada, con una rebeldía disciplinada, aventajada en el manejo de materiales ante sus compañeros. Es una mujer de 23 años a punto de graduarse, con actitud de liderazgo y la visión clara de lo que quiere.

 

 

Apuesta a tener su propia línea de joyas, desde ella destacar la feminidad, mostrar su cultura y sumar al proceso creativo, conceptos funcionales de ergonomía.

 

Ella sabe qué quiere, cómo lo quiere, qué materiales debe usar y a quién vender. “Desde niña he sido muy manual. Me gusta tejer, pintar y crear. Desde chica, me recuerdo y se acuerdan de mí como muy loquita; mi mamá me cuenta que siempre he sido creativa”, dice Sthephany, quien toma aire para contar su historia.

 

La niña de México vs. la mujer en Colombia

Los padres de Stephany traen a la memoria las actitudes creativas de su hija desde muy temprana edad, recuerdan a una niña queriendo ayudar a papá a arreglar el motor del automóvil, buscando los desarmadores, como llaman a los destornilladores en casa de los Espíndola, dizque para ayudar a repararlo. Stephany, quien por facilidad de los de su casa y amigos cercanos se convierte en Fanny, se ríe. “Todos los niños somos loquitos, imaginamos mil cosas por segundo, yo tomaba piedritas y hacía caminos y casas para regalarlas a mi mamá”, cuenta mientras hace pucheros tiernos, gestos que reflejan a la niña consentida de un hogar que está a kilómetros de distancia.

Estar en Colombia ha significado disciplinarse aún más, enfrentarse a nuevos retos. En la asignatura Materiales y procesos I de la Universidad de Ibagué se trabaja en conjunto con un grupo de titiriteros, con la idea de comprender, mediante investigación formativa, más a profundidad sobre la cultura pijao, y proponer prototipos de títeres para el desarrollo de actividades artísticas. Conceptualizar un mundo nuevo no ha sido fácil para Fanny, pues la información entregada es un mar que ella bebe a sorbos grandes. “No sabía nada de la cultura pijao y crear sobre lo propuesto por otros es retador. Me agrada montón ser medidos con usuarios reales”, señala.

Fanny interior

 

Cuenta Fanny o Sthefhany —como quieran llamarla— que en ese curso ha hallado particularidades curiosas. Conocimos a los titiriteros y nos entregaron un guión. “Al leer el guion no entendía nada, tuve que ponerme al día con otras lecturas, era necesario conocer qué significaban algunos colores para los pijaos y sus leyendas, por eso todo lo cultural me pareció muy padre”.

Se encontró la estudiante con palabras conocidas pero distantes en significado. La diferencia entre la barbacoa pijao y la barbacoa mexicana es solo un ejemplo. “Mi concepto de barbacoa es comida: un borrego que se cuece al vapor enterrado en el piso envuelto en hoja de maguey; aquí, para la cultura pijao, es un lugar bajo un árbol para compartir y comer”. Hay descubrimientos culturales graciosos que narrados por Fanny parecen chiste.

“Un día, trabajando con la comunidad, en otro proyecto, un chico dijo: yuca. Todos se reían y yo miraba para todas partes, luego me explicaron que yuca era paila y que paila era yuca, es decir, que no se podía, que no había posibilidades”, explica.

Karina Álvarez, compañera de Fanny Espíndola en Materiales y procesos I, la define como una chica buena gente, carismática y muy líder. “Ella se ha pensado la movilidad de los títeres, es muy apasionada”. Fanny la interrumpe para decir que el trabajo ha sido en conjunto, que lo han hecho todos. “Hemos revisado el estado del arte con los títeres y trabajando todos”, apunta.

En México era una niña que se estaba buscando, mientras que aquí ha sido una mujer que se ha encontrado, su formación académica como extranjera en Colombia le ha enseñado a ser una mejor administradora de sus recursos y a ganar independencia. Ha fortalecido su disciplina afianzado carácter.

“He podido conocerme mejor al darme cuenta de que yo misma decido qué hacer. No es que mi mamá no me deje, sino que me he dado cuenta de que hay cosas que no van conmigo, que yo no soy de x forma”. Fanny está próxima a volver a México, quiere terminar pronto su pregrado y empezar a trabajar por su sueño, su línea de joyería.

— Oye, pero no se te veo ninguna joya, le pregunto.

Se asombra y lleva sus manos a las orejas.

— Es cierto. Justito ahora no me colgué aretes.

Fanny tiene varias perforaciones en sus orejas, en las que luce su gusto por los pendientes, pero aquí, por carácter paradójico de la existencia, no tiene. Se lleva de Colombia conocimiento y amigos, aunque llevar arepitas a casa estaría bien.

Tras esta pequeña charla entendemos a Sthefhany como una mujer que nos ha compartido su alegría y su creatividad, como un reflejo chico de lo que es México, porque Fanny ha sido una embajadora a todo dar.

Por: Germán Gómez Carvajal, Productor de Contenidos, Unibagué.

Visto 886 veces Modificado por última vez en Viernes, 29 Marzo 2019 14:14

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