Soy Yesid Fernando Bartolo Lozano, ingeniero civil de la Universidad de Ibagué, graduado el 31 de agosto de 2018. Desarrollé mi experiencia Paz y Región en el semestre A del 2018 en el municipio de Planadas Tolima, donde adelanté actividades relacionadas con el levantamiento de necesidades de infraestructura de la Asociación de Productores Ecológicos de Planadas (ASOPEP)  y participé en la planeación de lo que será el Complejo Agroindustrial de esta Asociación.

Mi asignación a este municipio se realizó el 22 de enero. En ese momento se generaron dudas y expectativas con respecto del lugar, por cuanto a quienes pregunté acerca de él, me dieron respuestas no muy alentadoras: “es una zona de violencia”, “es demasiado lejos”. Entre otras, esas fueron las apreciaciones que más escuché cuando conté que había sido asignado a Planadas. Muchos de mis amigos incluso se rieron sin imaginar que iría a vivir allí una de las mejores experiencias de mi vida. 

La instalación en el Municipio fue el 1 de febrero. Un viaje extenso, en el que confirmé algunas de las razones que la gente me había expresado. Al aproximarnos a mi destino, la incertidumbre se hizo más grande, porque no sabía con qué me encontraría allí. Cuando llegué a la Asociación cambiaron todas mis expectativas, pues nos recibieron con una copa de café de alta calidad y compartieron sus proyectos con quienes estábamos por primera vez en Planadas.

A los cuatro días de la instalación, ocurrió algo que para mí fue de mucha importancia durante mi experiencia, pues era mi primera salida a campo. Estuve en las veredas La Armenia y El Berlín, realizando unas mediciones para la elaboración de una placa huella y una caseta comunal; pero más que esto, lo que me gustó y me marcó, fue el poder compartir con la comunidad cafetera. Tanto así, que estuve toda mi primera semana en campo, aprendiendo de lo bonita que es la cultura cafetera y contagiándome de esta gente tan amable y trabajadora que me recibía en sus fincas con las mejores atenciones. De hecho, con esta primera visita al campo me di a conocer en la Asociación, ya a los 15 días de la instalación los asociados me saludaban con mucha alegría, lo que me motivó a hacer las cosas de la mejor manera posible para seguir ganando el cariño de todas estas personas de un corazón inmenso que hicieron de mi experiencia una de las mejores.

Por otro lado, la relación que se creó con Camilo Enciso, representante legal de la Asociación y el grupo de colaboradores de ASOPEP, fue importante para los estudiantes participantes, pues ellos nos enseñaron todo el proceso que se le realiza al café para conocer su calidad y el interés que esto nos generó facilitó nuestra adaptación al Municipio. Día tras día, aprendí cosas nuevas de estas personas que se convirtieron en mi segunda familia. Además, desarrollamos proyectos en conjunto, siempre velando por el bienestar de los productores de café y cacao, con el fin de que la vida en el campo cada vez sea mejor. La enseñanza que me quedó para toda la vida: valorar el gran esfuerzo que realizan las personas en el campo en su diario vivir.

Actualmente, la Asociación tiene en sus planes la construcción de un complejo agroindustrial, que ya no es solo un sueño, pues cada vez se hace más real. De hecho, ya están los planos y maquetas arquitectónicas de este espacio. Ahora puedo decir que contribuí con este proceso, ya que varias tardes estuve con don Camilo, más que diseñando, viendo en un futuro lo que va ser este complejo a la entrada del Municipio. Estoy cierto de que en la vida se debe soñar y lo que se quiere se puede lograr. Por eso, estoy seguro que en un tiempo no muy lejano todas estas familias caficultoras y cacaocultoras, tendrán su propio espacio para procesar sus productos de calidad mientras disfrutan de áreas que invitan a la integración y al esparcimiento.

Al pasar los meses en este bello Municipio, cada vez me empoderé más de lo que estaba haciendo y mis expectativas cambiaron en su totalidad, pues en ningún momento vi en Planadas la violencia de la que alguna vez me hablaron; por el contrario, me sentí tranquilo y seguro, pues toda la comunidad me acogió y me hizo sentir como un planaduno. En realidad, fui feliz durante los cuatro meses que viví allí; y, realicé lo que estuvo a mi alcance para contribuir con el desarrollo de este lugar.

Entonces, para no quedar mal con mis acompañantes, me detenía a realizar mediciones con un GPS; esa fue la excusa perfecta para poder descansar sin que ellos notaran mi agotamiento.

En fin, hoy solo tengo palabras de agradecimiento para toda la comunidad planaduna y la familia ASOPEP, por todo lo que me enseñaron, por acogerme de esa manera haciéndome sentir como uno más de su comunidad. Grandes enseñanzas me quedaron, nunca las  olvidaré, me siento muy agradecido y feliz de haber desarrollado mi experiencia de Paz y Región en este hermoso Municipio.

También agradezco a la Universidad de Ibagué que por medio del Semestre Paz y Región permite a los estudiantes tener una experiencia única, en la que es posible conocer y aprender muchas cosas que son valiosas en la vida profesional. A los estudiantes que van a iniciar su experiencia, les aconsejo que vayan sin prevención alguna, que no vayan condicionados y les aseguro que su Semestre Paz y Región será algo que jamás olvidarán y que marcará positivamente sus vidas para siempre; así como me sucedió a mí.